jueves, 21 de mayo de 2009

EL SER DE LAS ALAS DE LUZ.

Capítulo 1.
EL SER DE LAS ALAS DE LUZ.
Aquella tarde me encontraba en casa. Alzando casualmente la cabeza, entreví en la habitación una luz que se hizo cada vez más fuerte hasta volverse más intensa que la natural. En medio de este resplandor apareció la figura de un joven de una belleza extraordinaria. Lo observé asombrado y vi que estaba un poco levantado del suelo. Sus pies estaban desnudos, vestía una túnica brillante y tenía dos alas esplendentes. Continué admirandolo, arrebatado por la dulzura y majestad de aquel rostro. La visión duró mucho tiempo, hasta que se desvaneció como había venido.
El paso de los días no logró borrar de mi mente la belleza de esta aparición y la dulzura que habia experimentado frente a aquella luz. Era como si me acompañase silenciosamente por todas partes. Después de la niñez, nunca había creido que las visiones fuesen cosa real: las había considerado siempre fruto de la fantasía excitada. Pero estaba pensando ahora que el joven se me habia mostrado mientras yo estaba tranquilamente relajado sin ninguna excitación.
La calma que me había acompañado cuando la cosa sucedió, había sido tal como para permitir darme cuenta muy claramente de los detalles de cuanto se me había mostrado. No conseguía comprender y, volviendo a pensar en las alas de aquel Ser me repetía maravillado que quizá existían de verdad los angeles.
Una tarde, antes de Pascua, apenas hube entrado en casa y me dispuse a dedicarme a mis cosas de costumbre, la aparición volvió a dejarse ver, en el mismo punto y del mimo modo que la primera vez.
Su luz se difundía por toda la habitación y era como si me penetrase profundamente. La radiante belleza de aquel Ser creaba en mí una dulce perturbación y el deseo de que no se fuese. Completamente prendido de la visión, no conseguía moverme, ni pensar en otra cosa.
Me animé, y le pregunté quién era. El sonrió y con voz suavísima, me respondió: "Yo soy Rafael". Expresé el deseo de saber algo más sobre él y me dijo: "En las Escrituras encontrarás el libro de Tobías; a través de él te será dado conocerme mejor. Me volverás a ver".
Permaneció aún delante de mí con sus ojos de luz penetrante y dulcísima. Luego desapareció, y con él todo el resplandor fué diluyéndose poco a poco.
Entre mis libros había también una Biblia. La abrí y apareció ante mis ojos una página de la historia de Tobías. Me quedé impresionado; había sido como si una mano invisible hubiera hecho que la encontrara inmediatamente. Inicié la lectura y pronto descubrí que Rafael significa "medicina" y "curación de Dios". En otro tiempo el Arcángel había bajado a la Tierra en figura humana para acompañar al joven Tobías por los caminos del mundo; lo había conducido hasta su esposa y la había curado a ella, al padre de Tobías y al final del suceso, cuando iba a ser recompensado en dinero, el Angel había revelado su verdadera identidad, subiendo a lo alto y desapareciendo a la vista de los presentes. Conservé todo esto en mi corazón con la esperanza de que volvería a ver a Rafael, según su promesa.

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