jueves, 21 de mayo de 2009

DESCANSO EN EL ESPACIO.

Capítulo 13.
DESCANSO EN EL ESPACIO.
El disco se detuvo en el inmenso espacio. Millones y Millones de astros aparecían por doquier mayores de lo que nos parecen las estrellas desde la Tierra: resplandecían palpitando como si emanasen con cada palpitación una llamarada de varios colores.
La emoción era tan fuerte que, por momentos, una sensación de temor me asaltaba: me sentía pequeño, pequeño frente aquel espectaculo sin fin. Pensé en la infinita grandeza del Padre, Creador de todas aquellas maravillas, y le rogué que me enseñase El mismo a amarlo en mis hermanos y en las cosas creadas por El.
Seguro de que me escucharía le dije que el mayor deseo que experimentaba era poder tener suficiente conocimiento del Amor Universal, de sus Leyes para poder atravesar todos los espacios del Cosmos y superar la Barrera Celeste, y poderme asomar para contemplar su Belleza Increada. Tuve un momento de duda: temí que mi oración me hubiese hecho pecar de presunción frente a un Ser tan Inmenso. Rafael me miró con benevolencia y me sonrió.
"No", dijo, "no es presunción desear sinceramente alcanzar la Casa Celeste del Padre Dios. El mayor deseo del Padre mismo es que todos sus hijos en camino por el Cosmos retornen a El".
El espacio cósmico que aparecía a mi vista no era sólo una fiesta inmensa de luces palpitantes, sino que también estaba invadido de fosforescencias en movimiento, cuerpos que seguían trayectorias como guiados por una fuerza invisible, energías coloreadas que emergían del fondo oscuro del espacio. Rafael indicó la enorme astronave en forma de cigarro que flotaba en el espacio delante de nosotros, a no sé qué distancia; estaba inmersa en una blanca fluorescencia atravesada por dos coloraciones, azul y anaranjado intenso.
Las escotillas emitían una luz que aumentaba el halo del cigarro. La forma de la astronave era menos panzuda que la que había bajado a la Tierra en Spotorno: era un espectaculo encantador.
Rafael nos anunció que entraríamos con el disco en la astronave. Poco después, salimos a una estación interna donde se había posado el disco. Noté que había como railes. A través de la puerta fuimos introducidos en un saloncito. Había allí butacas y una mesa, aparentemente hechas del mismo material, que relucía con una transparencia opaca. Al ir a sentarme, tuve la impresión de que se trataba de un material resistente, pero me di cuenta de que era de una agradable blandura.
La luz que se difundía en esta astronave producía sensaciones y especiales efectos en nuestro ánimo, que no sabría explicar.
Nos sentíamos más vivos que nunca, y todas nuestras facultades gozaban de una paz indecible y al mismo tiempo estaban como suavemente potenciadas. Estábamos en un estado de felicidad que había como transformado y puesto en acción todas nuestras potencialidades. Estábamos llenos de atención y penetración para cuanto nos decían y mostraban.
Nuestro corazón ardía con un Amor que no es dado experimentar en la Tierra.
Entró Ilmuth con un hombre cuyo rostro sucitaba admiración por su belleza y simpatia. Nos sentamos en semicírculo en el divan y en las butacas.
Aquel hombre nos miró amablemente, y nos dijo: "Ahora esta llegando el término de nuestra misión querida de lo Alto para vosotros. Pero en esta ocasión podrais tener experiencias y adquirir conocimientos que completen vuestra preparación. Hemos de hablaros de muchas más cosas de las que ha sido posible, dado el breve tiempo concedido y otros problemas que hemos tenido que afrontar por vosotros. Esto no os tiene que preocupar, porque os ayudaremos siempre y os daremos la luz y la ayuda que os sean indispensables.
Entró también Orthon y con él vino Zuhl; se sentaron en silencio, mientras el hombre continuaba su mensaje.
"En la Tierra", dijo con especto serio, "amenazan muchos problemas, graves y urgentes. El atraso de muchos pueblos causa el hambre y la muerte por desnutrición y enfermedades, a consecuencia de la miseria. Esto es un pecado muy grave que pesa sobre los pueblos que gozan de florecimiento económico. Existen en la Tierra tantos y tales recursos, que todos podrían estar bien. Sin embargo, el egoísmo y la sed de enriquesimiento y de poder consiguen que los hermanos más necesitados mueran y sufran horriblemente".
Tina lo interrumpió y preguntó: "¿Por qué no intervenís vosotros para quitar el hambre a aquellos pueblos?". "¿Por qué no hacéis que los que tienen posibilidad y lo quieren hacer pueden dedicarse a aliviar todo este mal?".
El hombre arrugó la amplia frente y suspiró.
"Nosotros no podemos", aseveró, "y esto nos causa un gran sufrimiento. Si nosotros interfiriésemos tan concretamente en las cosas de vuestro planeta, crearíamos problemas aún más serios y graves. Ya os decimos que sólo conocéis una parte del problema; en realidad, en tal caso tendriamos también que intervenir por la fuerza para imponer una justa distribución de los bienes; y también tendríamos que intervenir en vuestros conflictos bélicos. Todo cambiaría: nos veríamos complicados en la espiral de odio y de violencia que reina en la Tierra y seríamos violentos también. Por el contrario, las Leyes Universales son capaces de extirpar definitivamente y de una vez por todas el mal que hay en los hombres a través de caminos de paciencia. Los que sufren injustamente serán recompensados infinitamente más de lo que puedan pensar".
"Por esto El que vino a la Tierra y murió por sus Hermanos dijo: "¡Felices vosotros, pobres, porque es vuestro el Reino de Dios!. ¡Felices los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados!. ¡Felices los que ahora lloráis, porque reiréis!” y dijo más: "Este día alegraos y exultad, porque vuestra recompensa será grande en el cielo".
"Hay muchas y variadas razones para no entrometernos en vuestras cosas, obramos en lo profundo de los corazones que sufren, somos los Angeles consoladores de quien padece: "El Padre nos ha dado este mandato para la Tierra, planeta que vigilamos, amamos y conducimos, a pesar de toda apariencia, hacia la salvación, para que todos sean conducidos a Aquel que les llevará a la merecida morada celeste. ¿Acaso no vino a deciros antes de ser muerto: "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo"? El antes de marcharse os dijo también: "Y cuando me vaya, y os haya preparado un lugar, vendré de nuevo a vosotros y os llevaré conmigo, a fin de que estéis también vosotros donde yo estoy".
"El, cuya sabiduría supera en mucho a la nuestra, y cuyo Amor comprende plenamente aquello de lo que todos nosotros somos capaces, todo lo prevé y todo lo conoce. El nos enseña que la paciencia es uno de los grandes caminos de la Vida Eterna. A la consistencia del mal acogido por muchos de sus hermanos rebeldes se opondrá la paciencia y el dolor de los buenos. Esto vencerá al error. Oponer fuerza a fuerza, violencia a violencia, mal al mal, no extirparía este último, sino que crearía condiciones favorables al aumento del mal mismo, como sucede desde hace milenios en la Tierra. Nuestro conocimiento nos permite no cometer errores semejantes. Por esto dice la Escritura: "¡Aquí se comprende la paciencia de los Santos!”.
Quedó en silencio, y parecía penetrado por los sufrimientos de la Tierra. Su rostro se abrió en una sonrisa que pareció una esperanza y prosiguió:
"Os hemos dicho que éste es precisamente el fin del mal sobre la Tierra. Ya la séptima trompeta está dispuesta a anunciar el rescate.
El séptimo sello ha sido abierto por Aquel que no miente. El cáliz de la ira divina está colmado para los que desde siempre gozan con los sufrimientos de los demas".
Estas últimas palabras las pronunció con tono severo y eso me extrañó. Paolo, que siempre hablaba tan poco, le miró y preguntó: "¿Cómo es posible compaginar la realidad del Amor del Padre y de la Fraternidad Universal, con la ira divina de la que nos has hablado ahora?".
El hombre suspiró. "Cuando un Padre tiene hijos buenos e hijos rebeldes", dijo en voz baja", El llama a los malos al arrepentimiento. Cuando ellos se obstinan en no escuchar la voz paterna y se empeñan en poner en peligro a sí mismos y a los propios hermanos, la advertencia del Padre se hará más severa. Pero la severidad de este Padre no será maldad. El es un buen Padre y lo único que quiere es que el hijo vuelva a entrar en razón y su bien. Si éste después hace locuras e intenta matarse, entonces el Padre se verá obligado hacer todo lo que esté en su poder para impedir tanto mal. Y si la maldad de los rebeldes se revuelve en escarnio contra El y quiere a toda costa el sufrimiento de los hermanos para imponer locamente la propia voluntad, el propio egoísmo y deseo de opresión, entonces el corazón ofendido y traicionado del Padre se encenderá en ira y un severo castigo será el último medio posible para evitar la perdición total de los rebeldes que arrastrarían con su poder a los buenos que no quieren emplear violencia. Recuerden los hombres de la Tierra que la ira divina que citan ampliamente las Escrituras, no es una ñoñez o una vana figuración poética sino el mayor signo de Amor del Padre Dios por sus hijos rebeldes. Nosotros adoramos al Padre en su bondad, en su misericordia y en su justicia infinitas. También lo adoramos en su Sacrosanta Ira divina hacia los hijos de la Tierra que están preparando la autodestrucción de sus conciencias e incluso la del planeta, materialmente".
Se pasó una mano por la frente; entonces, levantó un cáliz para tomar unos sorbos de bebida.
Rafael tomó entonces la palabra y habló así, con su tono solemne y natural: "Sí, los hombres de la Tierra se preparan a la destrucción del planeta. Han amontonado una gran cantidad de armas mortíferas y justifican su conducta diciendo que si no lo hiciesen ellos, lo harían los otros. Como si nosotros nos armásemos hasta los dientes para matar a los terrestres diciendo al Padre Dios que si no lo hiciéramos nosotros lo haríais vosotros. Esta es una loca filosofía que justifica desde siempre en la Tierra el mal en todas sus formas. ¡Esto no excusará a los hombres del delito de haber preparado la destrucción de una de las más bellas moradas de la Creación, de la Casa del Padre Universal".
Rafael estaba serio, preocupado, y mostraba su sufrimiento que evidenciaba bien el Amor de aquel ser por nuestra Tierra y sus habitantes. Después de una breve pausa continuó: "¡Os repetimos que está escrito que Dios amará a su creación! Todos podrán ver cuanta razón tenía la Escritura, porque Ias palabras que nos revela el Padre y que os trasmitimos desde siempre, lo que os dijeron los grandes Maestros y sobre todo el Cristo Señor del Espacio, son veraces, y se cumplirán todas, como ha sucedido hasta este momento".
Alzó el dedo, mientras notaba la atención que todos los Hermanos presentes prestaban a sus palabras.
“El nos preanunció que habría rumores de guerra y hechos graves. Os dijo que aquel no sería aún el fin, pero que éste se vería precedido en poco tiempo por tales sucesos.
¿No os parece que la Tierra se esta encendiendo como un campo con muchos fuegos que preludian un gran incendio? ¿La posibilidad real de destrucción del planeta no os hace comprender que está cercano el cumplimento de las Escrituras? ¡Jesús os dijo que si sabeis reconocer los Signos del Tiempo y no discernís los Signos de los Tiempos, sois hipócritas!. ¿No os parece que no es posible negar estas verdades conocidas?".
Intervino Firkon y nos invitó a meditar sobre lo que Juan nos dejó escrito a propósito de las palabras del Señor Jesucristo.
"Podeis leer en el Evangelio de Juan", dijo, las palabras del Maestro: "Muchas cosas tendría aún que deciros, pero por ahora no estais capacitados para ello. Mas cuando venga El, el Espíritu de Verdad, os ira guiando en Ia Verdad toda, porque no os hablará por sí mismo, sino dirá lo que escucha y os hará conocer el porvenir".
Hoy se dan a conocer muchas cosas a los hombres de la Tierra, siempre que quieran escucharlas. Esto les hará capaces de afrontar las grandes pruebas que amenazan al planeta y a no temer la violencia del mal que se desencadenará en los próximos tiempos. Cuanto más se abata la fuerza del mal sobre los hijos del Padre, más respondera El a los suyos con ayudas y luz y fuerza para vencer según las Leyes del Amor".
Kalna nos invitó a leventarnos. Las palabras severas y proféticas que habíamos escuchado no nos habían impedido participar en la atmósfera festiva de la astronave. Sabíamos que ésta no estaba detenida en el espacio, sino que estaba viajando a velocidades increíbles para nosotros los de la Tierra. Este conocimiento aumentaba la alegría de nuestro corazón. Con los Hermanos se estaba bien, el corazón estaba en paz y la mente se abría continuamente a nuevas conquistas de la verdad.
Después de las últimas palabras acerca de la promesa de ayuda que se dará a los hombres de la Tierra con motivo de los grandes hechos que afectarán al planeta, fuimos conducidos a otra sala, donde se habian reunido algunos Hermanos. Nos acomodaron en una salita un poco en alto, cuyo pavimento parecía de madera. Nos sentamos sobre unos cojines, y también se sentaron con nosotros Kalna y Firkon. Rafael y los demás nos saludaron. Volveríamos a vernos más tarde. Miré con curiosidad los colores del tejido de los cojines, y comentaba con Tina y Paolo sobre el tejido con que estaban forrados y que no tenía costura, ni hilo.
Kalna dijo: "Pronto los hombres de la Tierra vivirán momentos muy tristes, fruto de su mala conducta desde milenios. Sin embargo, Dios ha preparado su plan de salvación en virtud del Amor que lo liga siempre a sus hijos. Las Escrituras han dado todo lo que es útil saber para aquellos días, no os cojan desprevenidos y vuestro corazón no se angustie, sino que esté en la luz y en la consolación. Lo que Jesús no pudo aclarar a sus contemporáneos porque no estaban preparados y eran aún incapaces de aprenderlo, dada la inmadurez de los tiempos, se os dará a conocer en estos años venideros y lo podréis comprender plenamente. El conocimiento os será indispensable para hacer frente a esos sucesos".
En aquel momento entraron Rafael, Orthon y otros cuatro hombres y tres mujeres. Se sentaron junto a nosotros, después de habernos saludado. Rafael nos invitó a prestar atención porque se nos mostarían algunas escenas. La voz de Kalna prosiguió: "Ahora veréis algunas escenas", dijo, "referentes al suceso que llamáis muerte y que nosotros llamamos paso".
De la habitual nube coloreada, se formaron unas figuras como ya habíamos visto la vez anterior. Apareció la imagen de un hombre enfermo en la cama de una habitación. Respiraba muy fatigosamente, y algunas personas, seguramente los familiares, estaban junto a él en su cabecera".
"Es una escena terrestre", dijo Kalna, "la que os mostramos. Está sucediendo realmente en este momento en vuestro planeta. Tenemos la posibilidad de mostraros escenas del pasado, del presente y tal vez del futuro. Observad ahora lo que va a suceder".
Miré con curiosidad, y al rato me pareció como si el hombre se estuviese desdoblando. Una imagen completamente semejante a la suya, pero muy ligera, se alzó horizontalmente de la cama, dio la vuelta por el aire de la habitación y se puso suávemente en pie sobre el pavimento. Al mismo tiempo la otra figura, la que yacía en la cama, se quedó quieta, dejó de respirar fatigosamente, y los familiares le cerraron los ojos y empezaron a llorar y a lamentarse en alta voz.
El cuerpo del hombre en la cama, inmóvil y sin vida tenía ahora los ojos cerrados, mientras su doble miraba, con una expresión de sorpresa, ya a su cuerpo en la cama, ya a los familiares llorando. El intentaba consolar a los suyos, hacerles comprender que no estaba verdadera y definitivamente "muerto", pero ellos no lo notaban y proseguían sus lamentaciones en torno al cuerpo de la cama.
"Este hombre, este hermano de la Tierra, ha terminado su existencia terrena", comentó Kalna "Ahora él vive con un nuevo cuerpo en un nuevo ritmo vibratorio vital. Está extrañado de ver su cuerpo material muerto en la cama, y ha tardado algunos minutos en comprender la verdad de las cosas. Querría comunicar con los parientes que lloran su muerte física, pero no ha comprendido todavía que vive en una dimensión distinta de la material. Este hermano está viviendo ahora dos realidades en sí mismo: la maravillosa sorpresa de haber descubierto que se vive también después de la muerte y ya sin el sufrimiento físico que le había afligido hasta el tránsito, y la tristeza de no poder comunicar con los que aún están en la vida material. Ahora ha comprendido que puede verlos y sentirlos, mientras que ellos no pueden darse cuenta de su realidad”.
Kalna se interrumpió y nos dio la oportunidad de seguir la escena que mostraba sus inútiles esfuerzos para decir a aquellas personas que todavía estaba vivo y que la muerte física no quita la vida.
"Ahora veréis otra fase", anunció Kalna; "éste es el primer contacto con Hermanos de otras dimensiones que han sido traídos de otros mundos para acoger al hermano que ha pasado de la dimensión material a otra forma de vida. Ya os lo decimos: en toda la creación a nadie se deja abandonado".
Vimos llegar a aquel lugar, como a través de las paredes, algunos hombres y mujeres, cuya edad parecía comprendida entre los quince y los cuarenta años, al menos en apariencia. El más joven, un muchacho que parecía precisamente el de menos edad, se acercó al hombre que acababa de morir, el cual aparentaba ahora unos cuarenta años, mientras su cuerpo era mucho más viejo, y lo abrazó. Lo llamaba "papá", y el hombre hechó los brazos al cuello del muchacho diciéndole: "¡Hijo mio qué alegría volver a verte!. ¡Cuánto te he echado de menos!. ¿De dónde vienes?" El muchacho le dijo que estaba muy bien y que lo esperaba desde hacía tiempo. Hubo abrazos y palabras de emoción entre el hombre y todos los que habían venido a recibirle.
El hombre miró su cuerpo, todavía y quería hablar a los parientes que lo rodeaban llorando, pero los demás le explicaron que no era posible, añadiendo que le enseñarían enseguida cómo comunicar con el pensamiento y el Amor con sus familiares dejados en la Tierra.
Estaba sorprendido, y oia también la voz de Tina que repetía: "Es increíble, pero es algo maravilloso".
Paolo dijo algunas palabras que expresaban emoción por aquella verdad. "Y pensar", añadió, "que los hombres de la Tierra esperan la muerte con terror y lloran durante años a las personas queridas muertas”.
Mientras la escena estaba en aquel estadio todavía pregunté a Kalna por qué una verdad así no se daba a conocer de algún modo a los hombres de la Tierra.
"Hay razones", respondió, "por las que los hombres de la Tierra no pueden ser informados de estas realidades. Ellos, a través del dolor y de la ignorancia causados por su conciencia oscurecida y deteriorada, recuperan valores y adquieren la conciencia necesaria para insertarse después energéticamente en aquellas realidades vitales".
Mientras tanto, los Hermanos que habían venido a acoger al terrestre fallecido, habían salido de allí con él, y se acercaban hacia un lugar que no correspondía ya a la realidad de la casa y del ambiente donde había sucedido la muerte.
"Estais viendo ya la realidad astral”, explicó otra vez Kalna. "Es decir, ahora véis la realidad energético vital relativa a aquel lugar en un ritmo vibratorio más sutil".
Hicieron poco recorrido y me pareció que no caminaban, sino que avanzaban un poco elevados sobre la tierra. Primero el hombre caminó, pero después, observando a los demás, consiguió avanzar él también sin mover las piernas, un poco elevado del suelo.
El grupo llegó a un pequeño disco detector que tenía la portezuela abierta.
"Ahora entraremos en él", dijo el muchacho al hombre "e iremos donde vivimos nosotros".
Entraron, y el disco se elevó de la Tierra velozmente hasta desaparecer en el espacio.
La escena había terminado, y la luz volvió a aquella sala, que parecía hecha de una madera blanda de tenues colores que estaban entre el nogal y el haya. Firkon volvió a tomar la palabra:
"Os traemos a los familiares, los amigos y los conocidos que os esperan en mundos más evolucionados. Si estos ya habitan los planetas fuera de la Barrera Celeste, son capaces de venir del espacio por su propia voluntad. Si se encuentran en pIanetas no muy evolucionados todavía, tienen necesidad de nuestra ayuda y nuestros medios espaciales para surcar el espacio. Tras la muerte física se es llevado a otros mundos. El levantamiento de la Tierra sin cuerpo material tiene lugar sobre medios como el disco o la astronave, o por efecto de fuerza cósmica o mística, según el grado de evolución de la conciencia del fallecido. En este segundo caso se puede ser transportado en el espacio hasta el destino por una Ley de Afinidad; para que ello suceda, se crea en torno al nuevo cuerpo astral y espiritual una envoltura energética vital que conduce al hermano hacia su destino. Este medio de trasporte puede ser usado fácilmente por nosotros también, cuando lo deseemos. Algunas apariciones se realizan, de hecho, precisamente porque el visitador de otros mundos se conduce hasta la persona de la Tierra con la que va a contactar de este modo. Sin embargo, normalmente cuando se traslada un número de personas mayor de dos, entonces es indispensable el medio espacial: ésto ofrece mayores garantías y posibilidades de inserción en las Leyes Cósmicas de la Energía Vital".
"A veces", explicó Rafael, “podemos sacar a un terrestre del planeta sin que el disco se haya posado y sin necesidad de que la persona que hemos elevado entre a través de la portezuela. Se manda al hermano desde el disco una envoltura energética que lo atrae hasta el interior del medio espacial, obrando sobre él una aceleración de su ritmo vibratorio vital. Esa energía que nosotros mandamos sobre él, lo envuelve, lo penetra y lo libera de las Leyes Físicas y de la gIavedad del planeta.
Rafael se interrumpió. Una música dulcísima y melodiosa se difundió en la estancia de la astronave. Tina conversaba con Kalna, y Paolo con Orthon. Firkon me dijo que haríamos un pequeño intervalo. Me informó que la astronave no estaba lejos del lugar adonde nos dirigíamos. Le hice varias preguntas, incluso sobre temas de mi vida privada de hombre de la Tierra.
Respondió a todas mis preguntas con tal afabilidad que en cierto momento me sentí conmovido y le dije:
"¿Pero por qué nos amais tanto?". Firkon alzó las manos hacia el cielo y respondió: "¡Dios nos ama y nosotros os amamos!". Quedamos conversando todavía, hasta que Rafael requirió nuestra atención.
"La Escritura", dijo, "os anuncia que cuando lleguen momentos muy graves para la Tierra, todos los terrestres verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. "El", dice textualmente la Biblia, "mandará a sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a todos sus elegidos de los cuatro vientos, de un extremo a otro de los cielos. También os dice: "Será como en los días de Noé. En efecto, igual que en los días que precedieron al diluvio, comían y bebían, tomaban mujer y marido, hasta que Noé entró en el arca, y no se dieron cuenta de nada hasta que vino el diluvio, y se los tragó a todos, así será también a la venida del Hijo del hombre". Os hemos recordado ya, continuó Rafael, las palabras del Evangelio: "Entonces dos hombres estarán en el campo; uno será tomado y el otro dejado. Dos mujeres molerán en la muela; una será tomada y la otra dejada". Ahora vosotros sabéis lo que significa ser tomados o llevados o levantados de la tierra. Habéis visto y hemos explicado de qué modo puede suceder esto".
Recordé la escena que habíamos visto y lo que Kalna nos había explicado y después había acabado de aclarar Rafael.
"Imaginad" continuó Rafael, “que las consecuencias inmediatas de una guerra nuclear, como la que os mostramos en un contacto cósmico, se cumplen en el planeta. He aquí que nosotros levantaremos de la Tierra a los hermanos inmediatamente, pero no podremos hacer otro tanto con los enemigos del Amor, ni aunque quisiéramos. En efecto, las energías de sus cuerpos sutiles desordenados y contaminadas por efecto de su mala conciencia, no nos permitirían levantarlos del suelo; y aunque pudiésemos lograrlo, sería para ellos un mal mayor que ser dejados en la Tierra. Por eso es por lo que Jesús os habló de fuego de la Gehenna, y de un infierno que experimentarán los fabricadores del mal y de la muerte y de todo pensamiento y acción mala, si no se purifican por el arrepentimiento, sentido y sincero, que tiene la función de purificar y reequilibrar, creando las premisas energético-vitales para una transformación ordenada del campo vital. Estos hermanos nos verían mostruosos, porque está deformada su conciencia y serían dañados después por las energías de nuestros discos y de nuestras astronaves, porque su realidad vital está desordenada y no se integraría con el orden armonioso e inalterable que reina entre nosotros. Este tormento de quien no está en orden con las Leyes Universales del Padre es todavía un medio de salvación, de reclamo más allá de toda obstinación, para que todos los hijos del Padre puedan comprender que la verdadera libertad está en el bien y en el Amor al Creador y a los Hermanos".
"En todo caso, incluso si por bondad del Creador y nuestra intervención (pues de lo contrario las cosas escritas sucederían en el peor de los modos), se evitan momentos trágicos a la humanidad de los terrestres, el Señor vendrá, y nosotros con El vendremos a poner igualmente fin al mal en la Tierra y este levantamiento de la Tierra de los que han de ser salvados sucederá antes de que se cumpla el fin”.
Rafael calló, y comprendí que había acabado de hablar.
"Nos dijiste", intervine, que el cumplimiento del Tercer Secreto de Fátima corresponde al tiempo que introducirá el Reino de los Mil Años sobre la Tierra. ¿Será inevitable que sobrevenga una tercera guerra nuclear para poner fín al mal y para traer una nueva era que nunca pasará?".
Orthon suspiró. Juntó las manos y pareció buscar sus más profundos pensamientos.
"La Madre de Jesús", dijo, "después del Señor su Hijo es la más sabia y admirable de las criaturas. Su Amor por el Padre, por Jesús y por todos nosotros es inmenso. Ella tiene más conocimiento que cualquier otro hijo del Padre. Nosotros la consideramos la Gran Hermana, pero más aún una Madre, la Madre Universal".
Esta sublime Señora del espacio me había quedado impresa indeleblemente en el ánimo y había hecho arder mi corazón con un Amor purísimo e infinito. Tina hablaba muchas veces de Ella, y siempre decía que la amaba inmensamente. La sentíamos siempre presente.
Rafael siguió donde Orthon se había interrumpido: "Ella ha aparecido sobre la Tierra más veces de lo que se pueda suponer. Algunas veces ha aparecido clamorosamente, como en Fátima, y el signo que Ella ha mostrado en el sol ha hecho comprender y ha confirmado que estáis en el tiempo predicho por Juan en el Apocalipsis. Las dos partes que se revelaron se han cumplido, y también la luminosidad en la atmósfera de la Tierra, que se mostró para anunciar el segundo conflicto mundial, que fue un momento apocalíptico de grandes proporciones, se realizó como Ella había predicho. Ya está cercano el tiempo de la verdad del Tercer Anuncio, que sólo ha sido divulgado oficiosamente. Estamos trabajando para evitar a los hombres de la Tierra una enorme tragedia. En la Tierra se encienden cada vez más hogueras de odio y de guerra fratricida. Después el incendio abrasará y la locura de los fabricadores del odio y de la muerte se pondrá de manifiesto en el sacrificio que se realizará. Nosotros imploramos al Padre para evitaros tanto mal; rogamos al Maestro y a la Madre Universal que quieran hacer lo imposible para evitar tanto dolor. Sabemos que sucederá así; pero pedimos y nos entregamos sin ahorrar esfuerzos para que pronto triunfe el Amor y sobre la Tierra surja el nuevo día profetizado. El peligro crece también a causa de la contaminación de las aguas, de la atmósfera y de cada elemento del planeta. Los terrestres han escogido caminos equivocados, han mirado el provecho material en menoscabo de su salud y de sus energías vitales. El error y el desorden espiritual han producido contaminación y desorden material. No estaba prohibido progresar; antes bien, estaba en la voluntad del Padre que ha dado generosamente muchos dones a sus hijos, pero sus hijos de la Tierra han dilapidado el patrimonio de su morada, de este planeta creado por su Amor. El ahora los castiga, pero precisamente son ellos mismos quienes se castigan al cometer los errores. Pronto se cumplirán las palabras del Apocalipsis: "Vi después un Angel que bajaba del Cielo con la llave del Abismo y una gran cadena en la mano. Agarró al dragón, la antigua serpiente (es decir el diablo, satanás), y lo encadenó por Mil Años; lo arrojó al Abismo, lo encerró allí y selló la puerta encima de él, para que no sedujese más a las naciones, hasta que se cumpliesen los Mil Años".
"También está escrito", dijo Kalna, "que ésta es la primera resurrección. En efecto, los que sean elevados de la Tierra, lo serán en su cuerpo material que sufrirá una desmaterialización y se volverá como el nuestro, capaz de volver a materializarse según la necesidad. Sigue diciendo la Escritura: "Felices y Santos los que tomen parte en la primera resurrección. Sobre ellos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con El durante mil Años". "Mirad", explicó Kalna, "quien sea levantado de la Tierra será de los nuestros, será como Elías, por ejemplo, que fue llevado hasta nuestras astronaves y pudo volver diez años después a traer un mensaje a los terrestres. Los que reinen con Cristo durante mil años podrán vivir en la Tierra y El estará en medio de ellos, y nosotros también estaremos allí. Y podrán subir al Espacio con El y con nosotros. La Tierra volverá a pertenecer a la fraternidad del Amor Universal y será nuevamente, como ya explicamos, Jardín del Edén. No tendremos que impediros ya el acceso al Edén, Espacio incontaminado, que ha permanecido fiel al Padre y a sus Leyes. Nosotros, los Querubines con la llama de la espada vibrante estaremos entre vosotros y vosotros estaréis con nosotros. También vosotros administraréis las cosas de Aquel que tiene poder en el Cielo y en la Tierra por voluntad del Padre y toda administración de sus bienes será de todos. En efecto, los resucitados serán sacerdotes de Dios y de Cristo, un sacerdocio que procederá de El directamente, según lo que fue anunciado en un descenso nuestro a la Tierra del gran Hermano Melquisedec. Entonces no conoceréis ninguna otra muerte. La palabra que se os dio según la verdad no podrá dejar de cumplirse".
Luego fuimos invitados a reposar en cómodas camitas, en pequeñas habitaciones invadidas por una luz difusa. Tina, Paolo y yo entramos cada uno en nuestro cuartito. No estabamos cansados, pero habíamos comprendido que este reposo nos daría buenas energías y nos abriría más el espíritu a las cosas que nos esperaban. Kalna y Rafael nos acompañaron. Los demás se despidieron de nosotros afablemente deseándonos un buen reposo. Mi corazón estaba lleno de reconocimiento por aquellos hermanos y una alegria profunda saturaba mi ser. Me sentía protegido y pensaba en las palabras recién escuchadas. Me invadió un dulce sueño, mientras mis dos hermanos de la Tierra reposaban también dulcemente.

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